18 abril 2006


Del Tormes a Marbella

El primer libro "serio" que leí fue El Lazarillo de Tormes. Tuve suerte pues se trata de una de las obras maestras de la literatura española. Pero no nos vamos a poner a hablar ahora de por qué soy de letras y esas cosas. La introducción es sólo para explicar que desde pequeño me cayeron bien los "ladrones por necesidad". Soy muy indulgente con el que roba por hambre, suya o de los suyos, hasta el punto de cargar la culpa a la sociedad y no a él. Quizá por ello también soy intransigente con el que roba por robar, por una falta de respeto inmunda hacia el resto de la sociedad. Esto me lleva a matar dos pájaros de un tiro y sacar el tema Marbella y el tema farándula (petición expresa de José Francisco). Tanto los ladrones marbellíes como la defraudadora Campanario tienen algo en común: tienen pasta para aburrir y sin embargo la avaricia les puede y les compele a seguir mangando. Qué asco ... ¿cómo meter en el mismo saco a estos asquerosos y a aquel cuyo estado de desesperación le obliga a robar para VIVIR? Lo de la consorte de Jesulín es ya de traca. Mientras la detenían ¡se partía de risa! ¿os imagináis al Lazarillo descojonándose mientras le echaban el guante los alguaciles? ¡País!

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