Me siento muy afortunado de haber nacido en el primer mundo, y en un territorio hermoso y variado, con gente abierta y simpática, aunque seamos algo envidiosos y bastante chuletas. Los libros modernos dicen que este lugar se llama España, aunque antes fue Al-Andalus, Hispania, y muchos nombres más, la mayoría de ellos hoy perdidos. No sé cómo llamarían a su tierra los carpetanos que poblaban la sierra de mi pueblo, o los astures, u otros que hubiera antes ... y la verdad es que no me importa mucho. Quizá en el futuro nos llamemos Europa o Confederación Africano-Ibérica, qué se yo.
Es lícito estar orgulloso del lugar de donde es uno, pero las cosas comienzan a complicarse cuando se lo queremos rebozar por el morro al que es de otro lado. Entonces es cuando llega el momento de los uniformes y de las banderas, y no tardando mucho el de otros aperos hechos de hierro y fuego. Por suerte, los tiempos de acuchillar a un tipo porque sostenía una enseña distinta a la mía han quedado atras, pero la dichosa bandera aún perdura. Y encima te tiene que gustar, porque si no te gusta lo mismo es que no eres patriota (esto es malísimo). Pero es que cada vez que alguna persona suelta este tipo de exabrupto me gusta menos aún la bandera.
Habitualmente sólo veo ikurriñas o senyeras sujetadas por tíos cabreados. Bajo el escudo español, ... otro tanto y encima hay que ser catedrático para poder interpretar su significado (tal es la profusión de símbolos, coronas, columnas, cruces, flores, castillos, cadenas, joyas y hasta un león rosa). Menos mal que de vez en cuando llegan momentos como el pasado domingo, cuando la bandera sólo significa que te sientes feliz de vivir aquí, incluso aunque hayas nacido en otro lugar. En días así el trapo rojigualdo me evoca sonrisas y buen deporte, no como esos otros días en los que sólo significa estado, política o frontera.
El problema es que esa bandera ha pertenecido durante muchos años una parte de nuestra historia que todos permitimos y que todos nos avergonzamos, y duele, al menos aún nos duele.
ResponderEliminarEspero que poco a poco podramos ir superando fases...
Besicos
El día en que nadie, al ver una bandera de España en un coche o un reloj, piense o diga que el portador es un facha, se habrá superado, el día en que tratemos nuestro "trapo" como lo hacen estadounidenses, franceses, ingleses o alemanes, se habrá superado.
ResponderEliminarSi te das cuenta, en muchos estados -o todos- yankis anteponen la nacional a aquella que les define como estado.
Y si, jugamos con las banderas para decir a los demás !yo soy de aquí!. Pero el problema es que somos tanto de un sitio que nos olvidamos de verdad de lo que somos. En Madrid al menos la bandera es tan fea y tan poca cosa que sólo la utilizan la Comunidad para ponerla en las chapas en las puertas de sus organismos oficiales.
Me voy a hacer mi propia bandera.
Tema complejo amigo Zorro.... pero para mi (donde la única bandera que he ondeado a conciencia, sin ser la de mi equipo de fútbol, ha sido la pirata), no es solo problema de banderas, es problema de concepción del estado....y como federalista que soy, el día que me sienta parte de un estado federal en todas sus consecuencias, supongo que me alegraré de estas cosas. Mientras tanto, me alegro (y un montón) por los amigos (que no son pocos) que han disfrutado como locos con ésto.
ResponderEliminarQuizás más de viejo me vuelva cascarrabias, y si los federalistas van siendo cada vez menos y tenga la sensación que una gran mayoría no nos quiere tal como somos...... pues quizás empiece a defender otras cosas.
Me emocionó y todo ver el domingo tanta bandera de España y sin politiqueos ni porras .
ResponderEliminarUn abrazo
Las banderas no son más que un símbolo de algo. El tema está en que hay banderas que simbolizan tantas cosas importantes que llena de orgullo solo mirarlas, mientras que otras no representan nada (como la mayoría de las autonómicas) y por lo tanto no pasan de la categoría de trapos.
ResponderEliminarEl patriotismo debería ser un sentimiento de orgullo pero no mezclarse con chulerías ni chovinismos. Debería ser un sentimiento abierto hacia otras culturas y sensibilidades de las que se pueda aprender (ya que España es el fruto de la fusión de muchas)y nunca excluyente.
Eso sí, sin olvidar lo que España ha significado en la historia y el hecho de que debemos respetar y cuidar lo nuestro y evitar agresiones o faltas de respeto a nuestra identidad, así como combatir falseamientos interesados de nuestra historia.
Uff, yo no sé por qué le tengo alergia a las banderas, sea lo que sea aquello para lo cual se utilicen.
ResponderEliminarY es que, por un lado, supongo que no me puedo sentir ni contenta ni no contenta por el hecho de ser de aquí. Es una contingencia como otra cualquiera que asumo sin más, es decir, sin darle un valor añadido.
Entiendo que no hay más patria que la propia lengua y la gente que queremos y nos quiere. Y eso, por fortuna, no está sujeto a simbolismos comunes.
Un saludo
A mi me cabrea que el único momento en que uno puede gritar "viva España" u ondear la bandera nacional sea por motivos relacionados con el fútbol, sobre todo porque a mi no me gusta nada este deporte... yo soy de F1 y motos, pero cuando me siento orgullosa de los logros de Valentino Rossi (mi favorito) o de la Ferrari (la escudería que sigo desde mucho antes de Alonso me tachan de poco o nada patriota pero si llevo un motivo con la bandera española fuera de contexto futbolero me tachan de "facha" ... como decía Mel Brooks "El mundo está loco,loco,loco". Saludos
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