04 junio 2006

Personajes históricos (III) Erasmo

en todas las épocas ha habido hombres y mujeres excepcionales, inicialmente admiradas por todos, pero a quienes ante un enfrentamiento entre facciones, todas han tratado acaparar para sus respectivas causas. Estas personas, precisamente por su carácter excepcional, no han solido tomar partido y ello ha supuesto en muchas ocasiones, su ruina. Los que antes les alababan, ahora despechados, después les satanizan por no adherirse ciegamente a sus posturas.

Uno de estas personas fue Erasmo de Rotterdam. Nacido en 1446, tuvo la suerte de vivir 90 años durante los cuales iluminó a la Europa renacentista con sus ideas sobre Dios y el hombre. Gran teólogo y filósofo, sacó a la Iglesia Católica de su letargo de siglos, pero a la vez fue acusado de dar alas a escisiones doctrinales como la de Lutero.

Conscientes de la autoridad moral de Erasmo en el debate, tanto católicos como protestantes tiraron de las mangas del teólogo como si de un muñeco se tratase. Erasmo, en su grandeza, mantuvo sus ideas: "por lo que veo mi destino es ser lapidado por las dos partes en disputa, mientras yo pongo todo mi empeño en aconsejar a ambas partes".


Erasmo era oriundo de Rotterdam. Quizá nacer en medio del campo de batalla europeo le predestinó para árbitro de causas perdidas. No está claro si ese fue su deseo, pero desde luego lo que sí persiguió fue que muchos cristianos buscaran a Dios en su corazón, en su conciencia, dejando los libros para disputas de teólogos. Destaca en su obra la nueva traducción de la Biblia, directamente desde el griego, con la que consiguió quitar adornos a Jesús y enseñar a la gente su dimensión humana.

Por desgracia para la Iglesia Católica, Erasmo es aún hoy demasiado moderno y en ese pecado lleva Roma su penitencia y su declive. Hombres como Leonardo Boff o Hans Küng son estigmatizados por seguir las líneas principales del humanismo cristiano: el pacifismo, la libertad para leer e interpretar las Escrituras y el derecho a ser cristiano lejos de la curia oficialista.

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