20 junio 2006

Personajes históricos (IV) Adriano

"La palabra escrita me enseñó a escuchar la voz humana, un poco como las grandes actitudes inmóviles de las estatuas me enseñaron a apreciar los gestos. En cambio, y posteriormente, la vida me aclaró los libros"

"Memorias de Adriano", Marguerite Yourcenar.

Cuando una nación es capaz de mantener su hegemonía tantos años como lo hizo Roma, es inevitable acabar realizando un "ranking" de gobernantes, tratando de averiguar cuál de ellos acumuló más virtudes. En el caso de Roma, muchas figuras pueden disputar tal honor; Julio César, Octavio Augusto y Trajano quizá serían los principales en términos de conquistas y de poder acumulado, pero hubo un hombre que supo llevar el progreso y la paz a Roma sin por ello perder su potencia militar. El triunfador en tan árdua empresa fue Adriano, nacido en Itálica, cerca de la actual Sevilla, el 24 de enero del año 76.

Adriano fue también general, claro. Qué consul en aquellos tiempos se ganaba el apoyo del pueblo o del Senado sin que las legiones a su nombre hubieran incrementado el poder de Roma. De hecho, durante el gobierno de su primo y predecesor, Trajano, nuestro hombre fue gobernador de la provincia de Siria, vanguardia de la ofensiva contra los temibles partos (persas). No obstante, en cuanto subió al poder se olvidó de empresas temerarias y se dedicó a consolidar el imperio. Una vez fortificadas las fronteras y establecido alianzas Roma por fin pudo mirarse a sí misma y dejó la espada para coger el cincel o la pluma.

Durante el largo imperio de Adriano, 21 años, floreció el comercio y la cultura, el agora sustituye al campo de batalla y surgen nuevas ciudades. El campo vuelve a poblarse con los miles de legionarios licenciados y la población crece. Roma busca la herencia griega y las estatuas y templos surgen por doquier.

Adriano murió en 138 pero su estilo de gobierno caló hondo en su heredero, Antonino Pío y en el heredero de éste, Marco Aurelio. Ellos apuntalaron el edificio que Trajano construyó y Adriano embelleció y lo hicieron tan bien, que no fue derribado hasta tres siglos más tarde. Y aún así, sus cimientos eran tan hondos que aún hoy sustentan nuestra cultura.

Marguerite Yourcenar terminó de escribir en 1951 "Memorias de Adriano", uno de mis libros favoritos. La escritora belga tardó muchos años en terminar esta biografía en primera persona. No hace falta que tardemos años en terminar de leerlo, pero desde luego es un relato para saborear, tomar apuntes, pensar, y ponernos en el lugar de un hombre amante de la vida, de los viajes, un romántico que hubiera sido filósofo de no haber caído sobre sus hombros la responsabilidad de liderar el mayor imperio que los tiempos han conocido.

5 comentarios:

  1. Gracias Zorro por este oasis entre balones.
    Debo reconocer que no fui capaz de terminar Memorias de Adriano, pero me temo que más por mi juventud que por la obra. Tal vez sea el momento de retomarlo y este blog haya sido la señal ;-)

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  2. Si se hacen pesados los libros de historia, recomiendo Historia de Roma de Montanelli. Curiosamente, la muralla que separa Inglaterra de los pueblos que ocupaban Escocia en tiempo del Imperio Romano, y la muralla aun existe, se llama el Muro de Adriano.
    Zorro de Segovia, gracias por tu visita al blog y tu comentario sobre Madrid. Estamos bastante de acuerdo, por lo que veo.

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  3. Apunto completamente la Historia de Roma de Montanelli (acompanhada como no de la Historia de Grecia) pero debo hacer algunos comentarios a la figura de Adriano.

    Es posible realizar una lectura diferente de la historia. La politica tranquila de Adriano podria ser senhalada como el inicio del final del imperio romano.

    Dicho Imperio duro siglos gracias a su capacidad militar y de movimiento. Quedando esta capacidad en segundo lugar tras el periodo de Adriano el imperio quedo sentenciado.

    Sentencia que tardo siglos en consumarse dado el gap abierto entre Roma y el resto del mundo.

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  4. Coincido plenamente; muy recomendable el libro de Montanelli y además muy divertido.
    Cada cosa tiene su momento y a veces no podemos valorar un libro porque no fue abordado en el adecuado.
    Por otra parte de manera genérica estoy totalmente en contra del concepto "es una gran obra así que te tiene que gustar o eres un ignorante", ni en la literatura ni en el arte.

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  5. Iba a hacer un apunte sobre Indro Montanelli, pero me metí en el blog de "leon" (pulsad sobre su nombre y entráis en el enlace) ¡y el tío ya lo había reseñado! Ja, ja. El tema es que a Montanelli es muy apasionado y se le ve el plumero hablando de los personajes que le gustan y de los que no. Lo curioso es que esto le sucede mucho más en "Historia de Roma" que en "Historia de los griegos". En éste último quizá sea más objetivo, pero también más aburrido.

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