20 abril 2007


Tertulia

Hubo un tiempo en que la intelectualidad de cada ciudad se reunía en los cafés o casinos con el mero propósito de hablar. Estos lugares se convertían en verdaderos focos de opinión y enriquecían el debate público a base de respeto y admiración mutua entre los contertulios. Tiempos pasados, tiempos mejores, al menos en este extremo.

"La tertulia del café de Pombo" de Solana. 1920


Hoy he comido con un par de amigos en un buen restaurante de Madrid. Buena comida, buen vino y la estupenda sensación de no currar el viernes por la tarde han prestado el escenario ideal para la tertulia. Política, fútbol y otra vez política. Hemos pasado por el fútbol de puntillas pues todos somos madridistas y nos gusta el "jogo bonito". Poca discusión por tanto. Messi es un "crack" y punto pelota.

En el tema de la política las cosas cambian, pues tenemos tendencias políticas distintas, así que debate al canto. Me ha encantado hablar, discutir, dialogar, argumentar, convencer y ser convencido. Da gusto cuando se habla y no se grita, cuando las palabras son sinceras y las posturas limpias. Hoy me he reafirmado en que todo se puede arreglar hablando, si las partes quieren. Ellos me han hecho plantearme si lo que yo digo es correcto, me han hecho dudar de si lo que habitualmente veo como cierto lo es realmente. Espero haber conseguido lo mismo. Dos horas y media que se han ido volando. ¡Qué pena! Gracias amigos.

3 comentarios:

  1. No sé quienes serían el resto de los tertulianos. Pero hablar contigo de política es una experiencia enriquecedora que realmente hecho de menos y de la que siempre he aprendido.

    Gracias por tu paciencia, maestro !!!

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  2. Ja, ja. Me sobrevaloras, como siempre. Muy pronto tendremos ocasión de vernos de nuevo. Un abrazo, amigo.

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  3. Una gran tarde, sin duda. Agradable conversación, inmejorable compañía, gusto compartido por el buen fútbol, intercambio de opiniones con argumentos de fondo, respeto por la posición ideológica de los demás y el aroma de la buena amistad como fondo de todo ello.
    Y por si fuera poco la cuenta la pagó el zorro.
    ¿Dónde quedamos el próximo viernes?

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