12 febrero 2012

Riña a garrotazos

estos días está el país revuelto, pero para bien. Las conciencias, agitadas, han ocupado un lugar junto al vaso de vino y el plato de sopa, incluso a veces son el primer plato de cada comida. Las opiniones, afiladas como dardos, cruzan la mesan esquivando vasos y botellas para clavarse en el corazón del oponente. No hay familia que valga cuando se trata de defender o atacar al super juez. Ataques, contraataques, fintas, crochet de izquierda y golpes directos a la opinión convencida de un tipo que, al igual que nosotros, normalmente no tiene mucha base teórica sobre la que sustentar su opinión. Duelo de voluntades, no de intelectos.

Estos días, señores, los medios nos obligan a discutir sobre temas sobre los que no tenemos ni idea.

siempre me pregunté por qué discutían estos dos

4 comentarios:

  1. Cuanto menos sabemos de un tema , más nos atrevemos a opinar.La pena es que las opiniones además de afiladas son desgraciadamente afiliadas y no se hace mucho ejercicio por la objetividad. Gracias por visitar mi blog que está tan abandonado como una tumba.

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  2. Pues de acuerdo en que poca idea tenemos. Pero seamos positivos, hablar de ello es el primer paso para al menos comenzar a aprender del tema. Mejor tener inquietud por ciertos temas que no por las banalidades que nos llueven constantemente gracias a la "sociedad de los datos" (que no "sociedad de la información).

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  3. opinar está bien, sentar cátedra ... sólo para los catedráticos, y cada uno en su disciplina. Es demasiado frecuente encontrar un sanedrín completo en la barra de un bar. Allí suele haber un asesor de bolsa, un seleccionador nacional, un físico y varios ministros.

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  4. A mí me gusta mucho tener opinión formada sobre los temas de actualidad, aunque a veces desisto porque hay muchas cosas que no conozco, no entiendo o la información accesible está demasiado manipulada.

    Es importante opinar, Zorro, intentar tomar posiciones ante los acontencimientos o la situación de España y del mundo. Al principio se puede patinar, pero si nos esforzamos por leer, por investigar y por entender las cosas al final hablaremos o escribiremos con mucho más fundamento.

    Sin caer, eso sí, en el automatismo de tanta gente que he conocido que ante cualquier cuestión, incluso técnica o ajena por completo a sus conocimientos, tenía que tener una opinión definida.

    A veces no queda otro remedio que contentarse con conocer bien las diferentes versiones u opiniones sobre algo y reconocer que todas tienen un punto de verdad.

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