26 octubre 2012

el dolor infinito

estoy viendo un documental, de los miles que hay, sobre la II Guerra Mundial. Las imágenes son grises,  de una técnica depurada pero filmadas con materiales de época. Algunas muestran secuencias nocturnas, y el blanco y negro de la cinta contribuye al dramatismo de la escena. Hombres de uniformes oscuros y caras pálidas, aguas negras bajo la quilla de las barcazas. Desembarcos sombríos, bajo la tiranía del Canal; el mar no entiende de las guerras de los hombres.

Parece épico, sobre todo sabiendo que estos desembarcos acabaron con uno de los regímenes más abominables que ha sufrido Europa, pero, volviendo al detalle, a la vida de los protagonistas, a las  retinas de aquellos veinteañeros temblorosos y ateridos, la Historia se cuenta de forma distinta. Churchill, Rommel, Goebbels, Patton, son sólo nombres que destacan en los libros y nos ocultan la realidad de las batallas.

Sangre, quemaduras, estruendo, barro, cangrena, huérfanos, frío, miedo, balas, hambre, hedor, pico, pala, tumbas, explosiones, amputados, cartas, ansiedad, sadismo, ... ¿honor, gloria, orgullo? quizá después, para los que regresaron y trataron de olvidar, quizá para los políticos que les enviaron a la trinchera, pero no para estos viejecitos que ahora relatan su experiencia en los documentales. Les contemplo y me apena verles cerrar los ojos, ... luego abrirlos y mirar al infinito, rememorando días de hace 60 años. Algo sucedió entonces que todavía les recuerda el olor y el sabor del miedo. Gracias por recordármelo a mí también.

Robert Capa - Desembarco de Normandía -1944

1 comentario:

  1. Poner cara y ojos a las tragedias es la mejor manera de sensibilizarnos con ellas y luchar firmemente para evitarlas.

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