10 diciembre 2011

Ganar

Ayer me llamó un compañero de Inglaterra. Quiere regalarle a su niño de 6 años la camiseta de la selección española. Me pedía que si le podía conseguir la segunda equipación, la blanca, pues parece ser que el chavalín ya tiene la roja. Parece increíble, un niño inglés que quiere las dos camisetas de la selección de fútbol de España. No obstante, no lo es. He vivido una temporada en Inglaterra y he visto la fascinación que despiertan el Barça, Nadal y la selección española en los críos. Les gusta el deporte y quieren ganar.




Supongo que a todos nos gusta ganar, ya desde pequeños. Con el tiempo, nos hacemos adultos y la mayoría de nosotros aprendemos a perder, o simplemente a que se puede vivir sin ganar siempre. Incluso algunos aprendemos prioridades y guardamos los ases para las ocasiones importantes. Es una cuestión, primero de buena educación, y después de auto defensa.

Los niños, sin embargo, sí quieren ganar siempre y no les importa mucho si su héroe es de su nación, o de otra. Ya se encargan Nike o Adidas de hacer que los ídolos suenen familiares en todos los idiomas. Cosas de la globalización. Lo importante para la mayoría es tener un héroe poderoso al que admirar y por eso nos extraña oír decir a un crío que quiere parecerse a un perdedor por muy español que sea, aunque ... hay gente para todo.


3 comentarios:

  1. Opino que es muy importante educar a los niños no en la idea de ganar a toda costa, en la competitividad atroz, es muy perjudicial a la larga, si no lo logran se frustran y todos sabemos lo que es un adulto frustrado.
    Hay otros valores importantes que son necesarios y útiles.
    Ganar en según que cosas, eso deben entender, entre ellas el fútbol,supongo:)
    Besos

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  2. sí, los niños son siempre muy agresivos en su egoísmo y en su búsqueda de tenerlo todo. La socialización, la solidaridad y el sentimiento de grupo viene después. Claro que hay algunos que no llegan a crecer tanto y se hacen banqueros :)

    Salud!

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  3. cuando crecen un poco y juegan en grupo se dan cuenta de que ganar todos los días es imposible. Así, perdiendo juntos, aprenden a valorar la victoria. Y también aprenden que compartir, derrota o victoria, es agradable.

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