En Collado Hermoso, con un pinar aún joven y con una notable expansión de sotos de fresnos, endrinos, majuelos y desde luego de matorrales, sobre todo jara, las posibilidades de abrigo a la nueva fauna se incrementan. El lobo, un recién llegado, tiene en los alrededores una de sus bases, gracias a la proliferación de jabalí y corzo. No es raro encontrar cadáveres devorados, sobre todo ahora que la nieve delata cada episodio sangriento. Zorros, aves carroñeras y otros mamíferos depredadores de menor tamaño, colaboran en la rápida desaparición de los restos.
En este contexto comienza a no ser tan pintoresco lo que durante mucho tiempo nos pareció una fábula: el oso vivía en estos montes hasta hace menos de quinientos años.
fuente: Arte Natura |
El último oso, probablemente arrinconado en las desoladas alturas de estos Montes Carpetanos, desapareció en algún momento del siglo XVI. Aún quedan vestigios de su paso en los nombres de lugares como la Peña del Oso en El Espinar. Y está documentado que los Trastámara, antepasados de Isabel la Católica cazaban osos en estas sierras y que incluso mantenían algunos de ellos vivos en el foso del Alcázar de Segovia.
¿Volverá algún día el oso? uff ..., no sé si me gustaría encontrármelo. Desde luego no se me ocurriría competir contra él por un boletus o por una cesta de moras.
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