Hace unos años disfruté por vez primera de los fantásticos frescos de la Iglesia de San Vicente, en el vecino pueblo de Pelayos del Arroyo. Algún investigador los ha fechado a mediados del siglo XIII (Bibl.1.) probablemente cuando ya se había terminado de construir el templo.
Los frescos tienen bastante calidad, aunque su estado no sea perfecto, y permiten distinguir perfectamente muchas de sus escenas.
El caso es que este pasado fin de semana, leyendo sobre Al-Andalus, me vino a la cabeza un detalle de uno de los frescos, concretamente la lucha singular entre dos caballeros armados, uno musulmán y otro cristiano. La única identificación del caballero cristiano se encuentra en el escudo, sin armas nobiliarias a la vista y una simple cruz roja sobre fondo blanco. Una divisa usada por la Orden del Temple. Y he decidido investigar un poco.
¿Hubo un templario nacido o enterrado en Pelayos?
Nuestra tierra había sido hasta hace menos de un siglo "frontera" entre los reinos cristianos y musulmanes. Una comarca con muchos dueños, conquistada y reconquistada una y otra vez. Almanzor ocupó Sacramenia y Sepúlveda en 983 y 984 y no volverían a ser cristianas hasta mediados del siglo XI.
Al final del siglo XII y el principio del XIII la guerra ya había viajado al sur del Tajo pero también se combatía al norte donde Castilla se las tenía tiesas con los leoneses. Un joven nacido en nuestra comarca normalmente se dedicaría a la agricultura, a la caza, quizá criado de alguien más pudiente o fraile en el cercano monasterio. Pero tampoco sería excepcional que naciese un soldado en una aldea pobre. Así que quizá hablamos de alguien que observó el combate, o incluso participó en él como peón de un noble.
Busquemos una batalla...
A principios del siglo XIII el rey castellano está lamiendose las heridas. Castilla aun no ha podido rehacerse del desastre de Alarcos en 1195, donde el califa Yusuf Al-Mansur de Marrakech ha barrido tácticamente a Alfonso VIII. En esa batalla ha perdido casi toda su caballería pesada, miles de caballeros y sus comandantes, entre ellos los obispos de Segovia, Ávila y Sigüenza y el Maestre de la Orden de Santiago. La frontera ha vuelto casi hasta la línea del Tajo y toda la producción de la zona está en manos del enemigo.
Han pasado ya quince años desde la gran derrota y Alfonso VIII es ahora un rey más experimentado que se prepara con paciencia para un nuevo envite. En 1211 el Arzobispo de Toledo, Rodrigo Jiménez de Rada, convence al papa Inocencio III para declarar "cruzada" una ofensiva contra los almohades. A la vez, Alfonso cierra alianzas o treguas con otros reinos cristianos para concentrar sus fuerzas en el sur. Quiere vengarse de los musulmanes y recuperar sus territorios.
Las órdenes militares se adhieren rápidamente a la cruzada. ¿Quizá uno de sus monjes guerreros sea quien se encuentra representado en el fresco de Pelayos? Sigamos buscando.
En el siguiente cuadro se observa la disposición de la coalición cristiana al inicio de la batalla.
Las milicias segovianas se encuentran en vanguardia y en el flanco derecho. Los hombres del Temple forman como caballería de choque en lo más profundo del ataque, bajo el mando del noble leonés Don Gonzalo Núñez de Lara.
En Alarcos la caballería pesada castellana había atacado a lo loco hacia el centro del ejército africano, creyéndose superior. Las bajas de la primera acometida fueron cuantiosas entre los almohades, pero el ejército cristiano fue pronto encerrado y sin ayuda de la infantería, vencido por el cansancio, los proyectiles y la caballería ligera andalusí. Una masacre. No se conocen las bajas totales pero teniendo en cuenta la cantidad de señores y clérigos principales muertos, se puede imaginar que la hueste sufrió aun peor suerte.
Ahora, mientras el nuevo ejército se dirige a las Navas de Tolosa, los principales comandantes cristianos saben a qué se enfrentan. La mayoría ya estuvieron en Alarcos y amargamente descubrieron que delante van a encontrar un ejército regular, bien armado pero por suerte para ellos, ahora confiado. La batalla va a ser muy distinta. Quieren vengarse, pero no tienen prisa.
El avance de la cruzada es lento. Esta vez toman varias fortalezas para tomarlas como bases de refuerzo y establecen líneas de suministro. Por desgracia, la mayoría de los caballeros franceses que venían "de turismo" se hartan y regresan a sus tierras. Solo 150 caballeros extranjeros se quedarán a ayudar a los reyes peninsulares, la mayoría son franceses vasallos de Aragón y Navarra u hombres del "terror de los cátaros", Arnaldo Amalric, Arzobispo de Narbona.
Finalmente y evitando el muy bien defendido paso de Despeñaperros, Alfonso y sus aliados sortean la cordillera y se presentan en Las Navas de Tolosa, al norte de la actual provincia de Jaén. Es viernes, 13 de Julio de 1212.
Buscando a los participantes de la batalla encuentro a un grupo de caballeros "cistercienses" alineados en vanguardia con el grupo de ejercito de Diego López de Haro. Es importante el dato cuando sabemos que a solo tres kilómetros de Pelayos se está edificando en esos tiempos el monasterio cisterciense de Nuestra Señora de la Sierra. Ya tenemos pues otro candidato a ser el misterioso guerrero que vemos en los muros de San Vicente. Y no sería raro que un monje del Císter vistiese los colores del Temple, pues el principal cisterciense, Bernardo de Claraval, fue clave también en la configuración de los Templarios como orden religiosa. En el siglo XII ambas órdenes comparten la misma regla.
Cuatro días después de acampar, amanece en las Navas y la vanguardia del ejército cristiano se abalanza sobre las posiciones musulmanas. Más de mil caballeros pesados, los tanques de entonces, destrozan el centro del ejército enemigo. La caballería ligera musulmana, letal en Alarcos, intenta envolverlos pero son detenidos por los flancos castellanos que han aprendido la lección. En el flanco derecho, en lo más duro de la batalla, aguantan las milicias de Segovia, Medina y Ávila bajo el mando del rey navarro Sancho el Fuerte, un gigante de más de dos metros ((Bibl.2.).
A media tarde, con la batalla por decidir, Alfonso vuelve a insistir por el centro, ahora con la totalidad de la caballería y su empuje llega hasta la fortificación desde donde Al-Nasir contempla la batalla. El flanco izquierdo aragonés rompe las líneas y la batalla está ganada. Aun quedan horas de persecución sobre la desbandada enemiga y en los siguientes semanas caen incluso plazas fuertes como Úbeda y Baeza.
Este invierno regresaré un día a Pelayos, a ver si encuentro abierta la iglesia y ese cruzado me da algún dato más. ¿Fue un personaje real? ¿clérigo o lego? ¿nació en nuestra comarca o quizá representa a alguien a quien el artista de San Vicente vio en acción?
¡Quién sabe!
Bibliografía:
1. Orígenes y Desarrollo de la Guerra Santa en la Península Ibérica- Alexander Pierre Bronisch
2. Batallas del Mundo. Tres mil años del arte de la guera- Paolo Cau.